Manfred Wilhelmy – Chile y el regionalismo de Asia-Pacífico
Con gran esfuerzo, Chile es hoy un actor que tiene credibilidad política y económica en el ámbito del Asia-Pacífico. Un diseño inteligente y creativo de la temática de APEC 2019 es tan importante como una impecable organización de esta segunda presidencia chilena del foro. Para ello, la elaboración de consensos con nuestros socios en el Pacífico en el curso del año 2018 es una tarea fundamental.
La idea de una “Comunidad del Pacífico” subyace como motivación de la inserción económica de Chile en la región Asia-Pacífico, trascendiendo al mismo tiempo sus limitaciones al otorgarle fundamentos más profundos. Las notas distintivas de esta comunidad regional incluyen la aproximación al Pacífico como el mayor espacio abierto del mundo, que convoca a actores de todas las naciones, pero privilegia:
- la participación de los ribereños de toda la Cuenca, así como del Pacífico insular;
- la concepción de los vastos espacios marítimos no como obstáculos, sino ante todo como vías de comunicación, que invitan a la navegación y –por ende– al conocimiento y al intercambio;
- el descubrimiento del enorme potencial para nuevos encuentros e interacciones políticas, económicas, sociales y culturales entre antiguas y modernas civilizaciones, Estados y sociedades de Asia, América y Oceanía; y
- el énfasis contemporáneo en la temática de la prosperidad común, opción cooperativa e integradora que contrasta con las grandes confrontaciones históricas en el Pacífico.
Chile ha sido un miembro responsable y moderadamente activo en APEC, así como en otros foros de cooperación regional. Nuestro gobierno y los representantes empresariales en el Consejo Consultivo Empresarial de dicho foro (ABAC) han concurrido regularmente a las reuniones de las instancias de APEC. Aunque Chile no ha sido protagónico en la realización de proyectos, al menos ha desarrollado algunos estudios y seminarios de relevancia. La presencia académica, no exenta de problemas de financiamiento y de escasez de especialistas, tiene cierta continuidad. La conducción del foro en el año 2004, durante el gobierno del Presidente Ricardo Lagos, fue competente y dio origen a la propuesta, cada vez más importante, de avanzar hacia una amplia zona de libre comercio de toda la región. La próxima presidencia chilena de APEC 2019 representa un desafío considerable.
La participación de Chile en APEC es un elemento central de lo que merece llamarse una política de Estado de inserción en la región Asia-Pacífico. El beneficio de posicionamiento internacional que da la pertenencia a una agrupación de 21 economías que reúnen 2.800 millones de habitantes, que da cuenta de 59% del PGB global y del 49% del comercio internacional (2015), ha sido debidamente apreciado. Sin constituir un bloque económico cerrado (gracias a la política conocida como regionalismo abierto), el comercio exterior de las economías que están en APEC ha aumentado 6,7 veces entre 1989 y 2015, frente a 5,6 veces en el resto del mundo. Esto evidencia el mayor dinamismo económico relativo de las economías APEC. Aunque quedan muchas tareas de apertura comercial en la agenda, la reducción del arancel promedio de la época fundacional -17% en 1989- a un 5,6% en el año 2014 da cuenta de un progreso importante. En el terreno del amplio conjunto de las llamadas medidas de facilitación –dirigidas a bajar los costos de transacción entre las partes- APEC se ha distinguido especialmente en el concierto global, aún bajo las circunstancias desfavorables creadas por situaciones como los grandes atentados terroristas del año 2001.
En la actualidad, el fortalecimiento de la participación chilena en APEC tiene estrecha relación con la integración con nuestros socios de la Alianza del Pacífico. Ello plantea la necesidad de reactivar la aspiración colombiana de ingresar al foro, un anhelo que Chile ha venido apoyando por largo tiempo. El objetivo de contar con un cuarto miembro latinoamericano no se ha logrado debido a la reticencia de las potencias mayores de abrir APEC a toda nueva postulación (la llamada “moratoria”, que responde a muchos factores, entre ellos a las reservas chinas de que pudiera aceptarse a la India).
Entre los nuevos factores que inciden en el diseño de la estrategia chilena para conducir APEC 2019, se destacan dos: el giro mercantilista y proteccionista de la administración Trump, y el mayor protagonismo de la República Popular China. Estados Unidos ha dado la espalda al tratado TPP (Transpacific Partnership), un vasto (y a ratos controvertido) acuerdo de apertura económica, fruto de una serie de negociaciones particularmente exigentes y complejas. El TPP, sin ser propiamente un tratado de APEC, ha sido claramente un fruto de la participación de sus 12 (ahora 11) miembros en el foro. En efecto, los Líderes (Jefes de gobierno) de APEC han declarado que el TPP es una de las vías hacia la meta de un acuerdo amplio de libre comercio de toda la región. Chile, en su calidad de fundador del P 4, antecesor del TPP (junto a Singapur, Nueva Zelandia y Brunei) se siente especialmente convocado a encontrar una fórmula de reemplazo, la cual muy probablemente habrá de incluir a China, el gran ausente del TPP.
En lo concerniente al rol de China, qué duda cabe que la participación de la segunda economía del mundo (y primer país exportador) en los grandes acuerdos del Pacífico es de primera importancia. Para este fin, es preciso que Beijing distinga más claramente entre sus políticas nacionales en el cambiante orden político-económico internacional, expresadas en su diplomacia, y lo que constituye propiamente la institucionalidad internacional. Importantes iniciativas chinas, como la “megapropuesta” de infraestructura y transporte llamada “One Belt, One Road”, todavía adolecen de un déficit de carácter genuinamente internacional, al ser más bien expresiones unilaterales, aunque se “socialicen” mediante invitaciones a adherir que se extienden a numerosos países.
Con gran esfuerzo, Chile es hoy un actor que tiene credibilidad política y económica en el ámbito del Asia-Pacífico. Un diseño inteligente y creativo de la temática de APEC 2019 es tan importante como una impecable organización de esta segunda presidencia chilena del foro. Para ello, la elaboración de consensos con nuestros socios en el Pacífico en el curso del año 2018 es una tarea fundamental.
Manfred Wilhelmy vW.
Director Ejecutivo del Centro de Estudios Avanzados y Extensión de la PUCV.
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Un agrado poder leer su visión siempre bien informada y sustentada con datos profesor. Saludos.