Valparaíso, calor y cómo defender la ciudad
El calentamiento del Pacífico frente las costas de la ciudad y un fenómeno del Niño, especialmente fuerte en 2023, predicen que probablemente la ciudad sufra de calores nunca vistos, y por supuesto, no está históricamente preparada para ello. Además, la forma cónica de su territorio apuntando al norte tampoco ayudará mucho.
Es muy probable que este final de año y principios del siguiente la ciudad de Valparaíso pase por una ola de calor que nunca en su historia ha sufrido. Hasta hace poco más de 30 años, los registros anuales eran muy regulares y se repetían año a año. La media máxima anual nunca superaba los 25 grados Celsius.
En las últimas décadas se han superado los 30 grados, con grandes incendios urbanos. Evidentemente, la ciudad no estaba preparada para algo así y aun no lo está. Su clima era un paraíso: históricamente nunca hubo menos de 5 grados y nunca más de 25, humedad relativa entre 60 y 80%, y vientos leves. Por lo tanto, las edificaciones de la ciudad casi no requerían sistemas de calefacción, humectación o enfriamiento. Incluso los grandes ventiladores eran inusuales.
El calentamiento del Pacífico frente las costas de la ciudad y un fenómeno del Niño, especialmente fuerte en 2023, predicen que probablemente la ciudad sufra de calores nunca vistos, y por supuesto, no está históricamente preparada para ello. Además, la forma cónica de su territorio apuntando al norte tampoco ayudará mucho.
¿Qué hacen las ciudades históricamente sometidas a intensos calores? Pues tienen calles estrechas, edificios de paredes gruesas, ventanas pequeñas, ventilaciones pasivas bien diseñadas, sistemas de humectación, fuentes de agua, ventanas humectadas con jarrones de cerámica porosa y todo el verde vegetal que sea posible.
Las ciudades que no tienen estas defensas han aprendido con decenas de miles de muertes por calor y deshidratación. Paris, una ciudad con clima también benigno, sufrió a finales del siglo pasado, una ola de calor veraniego con toda la población joven de vacaciones en las playas lejos de la ciudad, en una ciudad donde nadie tenía un ventilador y casi no había aire acondicionado. Miles de parisinos murieron en una semana, especialmente adultos, y el sistema hospitalario y de alerta no tenía las condiciones para enfrentar el desastre.
Paris aprendió la dura lección, mejoró su sistema eléctrico, reguló los grandes recintos con aire acondicionado -templos, estaciones de tren, metro, trasporte público-, mejoró sus áreas verdes urbanas y sobre todo instaló fuentes y chorros de agua por toda la ciudad, mejoró el sistema hospitalario, preparó equipos de emergencia. enseñó a la población a cuidarse y sobre todo cuidar a sus adultos mayores y personas con riesgos potenciales por deshidratación. Igual la canícula del 2003 dejó 15.000 muertos en toda Francia. En Europa 2023 en general este ciclo de calor ha sido acompañado por grandes incendios y en contradicción, grandes inundaciones por lluvias también inusuales. (“En Europa, 53.000 muertes de 2022 por ola de calor, sumadas al informe corresponden a cifras “inusuales” para el continente, puesto que superaron en un 16% el promedio de casos fatales que se registraba entre 2016 y 2019”).
La ciudad de Valparaíso, habrá que admitirlo, no está preparada para olas de calor y menos aún con grandes incendios. Necesitamos sobre todo educar a los habitantes y:
- Preparar el sistema hospitalario y de salud barrial, asegurar respaldo eléctrico y tomar intensas medidas de carácter urbano mayor.
- Habilitar y normar grandes recintos con clima controlado, lugares de reunión, recintos comerciales, cines, estaciones, templos, a modo que sirvan de refugio temporal climatizado para habitantes en riesgo.
- Mejorar, promover e invertir en áreas verde urbanas, sobre todo arboladas, tratar las grandes quebradas verdes de la ciudad como áreas de prioridad urbana. Valparaíso es hoy en día la peor ciudad de Chile en términos de áreas verdes consolidadas, 9 a 11 m2 consolidados por habitante[1]
- Mejorar el acceso seguro al mar del ciudadano común. A diferencia del resto del litoral de la región con buen acceso ciudadano al mar, la mejor herramienta disponible para luchar contra el calor de una ciudad es la posibilidad que sus ciudadanos accedan a un océano a menor temperatura, Valparaíso sigue negando el borde a sus habitantes y esta vez va a ser urgente habilitar esto accesos por sobre los contenedores.
- Instalar juegos de agua, fuentes y chorros de agua en calles parques, plazas y espacios públicos. Si son con soporte solar y recuperación de agua, mejor aún.
Valparaíso tiene tras su cima a 300 m s. n. m., un territorio con un bosque esclerófilo a punto de extinguirse, plantaciones de eucaliptus, pino insigne y gran cantidad de arbustos secundarios. Un territorio natural abandonado, maltratado, casi perdido. Debiese haber un plan regional y estatal para mejorar, agrandar y sobre todo proteger de los incendios el bosque en lo alto tras la ciudad. Esa muralla verde es necesaria para humectar y enfriar el dominante suroeste de los vientos que atraviesan la ciudad. Lo que hoy una amenaza de incendios para la ciudad es un posible regulador climático para un futuro más caliente.
Finalmente, no hay que olvidar a los habitantes que se desperdigan por los cerros de la ciudad en viviendas y barrios para nada preparadas para un fenómeno de altos calores, incluyendo miles de familias en asentamientos urbanos irregulares, en territorios elevados sin servicios.
Estamos a fines de agosto de 2023, la alerta está definida. Ojalá la ola de calor estival sea leve y acaso providencialmente no ocurra, pero es deber del gobierno nacional, regional, comunal y las organizaciones vecinales hacer todo lo posible para estar preparados.
[1] Valparaíso dispone de la menor cantidad de áreas verdes a nivel nacional y requiere aumentarlas – Consejo Nacional de Desarrollo Urbano (cndu.gob.cl)
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