Agustín Squella es nombrado socio honorario de la Sociedad Chilena de Filosofía Jurídica y Social

La distinción al expresidente y actual socio del Foro Valparaíso, fue entregada en las Jornadas Nacionales de Filosofía del Derecho 2019, donde participó una delegación de la Escuela de Derecho UV.

Agustín Squella en su nombramiento como Socio Honorario de la Sociedad Chlena de Filosofía Jurídica y Social.

Una delegación de la Escuela de Derecho de la Universidad de Valparaíso participó en las Jornadas Nacionales de Filosofía del Derecho 2019, llevadas a cabo en la Universidad Católica del Norte. El grupo estuvo encabezado por el director de la Escuela de Derecho UV, Claudio Oliva, los profesores Agustín Squella, Luis Villavicencio y Ricardo Salas, y la académica Alejandra Zúñiga. 

Durante la inauguración de la primera jornada, el expresidente y actual socio del Foro Valparaíso, Agustín Squella, fue nombrado socio honorario de la Sociedad Chilena de Filosofía Jurídica y Social, quien además es fundador de la misma. En la oportunidad, los encargados de presentar el reconocimiento fueron el director de la Escuela de Derecho de la Universidad de Valparaíso, Claudio Oliva, y el profesor Ricardo Salas, junto con Daniela Accatino, presidenta de la Sociedad Chilena de Filosofía Jurídica y Social.

El director Claudio Oliva indicó al respecto que “la distinción de Agustín Squella como miembro honorario de la Sociedad Chilena de Filosofía Jurídica y Social es indudablemente merecida, pues realmente hay muy pocas personas en Chile que hayan contribuido tanto al desarrollo de la Filosofía del Derecho. Lo ha hecho, desde luego, a través de sus muy abundantes y bellamente escritos libros y artículos sobre la materia, que se han centrado en la defensa del positivismo, jurídico, de una concepción procedimental de la democracia, de los Derechos Humanos desde una perspectiva historicista y de eso que ha solido llamar, siguiendo a Norberto Bobbio, “liberalsocialismo”. Lo ha hecho también a través de años de clases y conferencias siempre muy claras, amenas y normalmente salpicadas de humor. Y lo ha hecho igualmente abriendo, con gran generosidad, espacios para que otros se dediquen también a esta disciplina”.

“Agustín Squella impulsó la creación de la Sociedad Chilena de Filosofía Jurídica y Social, ocurrida en la Escuela de Derecho de la Universidad de Valparaíso en 1981, y la encabezó durante décadas. Y fue también por mucho tiempo el editor del Anuario de Filosofía Jurídica y Social, que apareció en 1983 y se imprimió por mucho tiempo en nuestra Facultad. Del mismo modo, fue también por largo tiempo director de la Revista de Ciencias Sociales, perteneciente a nuestra Facultad, posición desde la que estuvo a cargo de la edición de magníficos volúmenes colectivos dedicados a grandes autores, corrientes o temas de la Filosofía del Derecho, de gran fama e influencia en los círculos especializados de todo el mundo de habla hispana”, añadió.

“En todo ello, ha destacado siempre por su claridad en la exposición de las ideas, su voluntad perseverante, su independencia de juicio, su espíritu crítico y su generosidad hacia los demás. No estoy de acuerdo en todo con Agustín Squella. Pero algo he aprendido muy claramente en los casi 35 años que lo conozco. Escuchando más a Agustín Squella, nos equivocamos menos”, cerró. 

Por su parte, el profesor Agustín Squella indicó al respecto que “¿quién podría retirarse  en este momento que vivimos en el país? Un momento en el que, aprovechando una idea de Grancsci, podemos ser todo lo pesimista que queramos en cuanto a la razón y pensar que las cosas irán mal o no todo lo bien que querríamos, pero en el que no podemos permitirnos un pesimismo de la voluntad y sentarnos  a esperar a que ocurra la tragedia. Por la inversa, un pesimismo de la razón, supuesto que se lo tenga, puede y debe ser combinado con un optimismo de la voluntad, y preguntarnos entonces qué está en nuestras manos hacer para que las cosas vayan lo mejor posible”.

“El momento en que fue fundada la Sociedad Chilena de Filosofía Jurídica y Social, en 1981, era muy distinto del actual. Ese era un momento no solo incierto, sino muy negro, enteramente negro. Se acababa de aprobar la Constitución de 1980 en un plebiscito hecho a la pinta del dictador (sin registros electorales, sin partidos políticos, sin libertad de expresión, sin libertad de prensa, sin delegados en las mesas en que se sufragaba y contaban los votos), avizorándose como muy improbable el resultado que tendría el plebiscito de 1988”, añadió.

Indicó además que “el mayor mérito de esa fundación fue que reunió como socios fundadores a un grupo muy plural de quienes en Chile enseñábamos Filosofía del Derecho. Muy plural desde el punto de las ideas filosóficas, jurídicas, políticas y religiosas, pero que fueron capaces de coincidir en la conveniencia de instalar una corporación que se propusiera el cultivo, investigación y difusión de la filosofía jurídica y social. Ese era un momento muy difícil para la pluralidad y, sobre todo, para el pluralismo, entendiendo por este último aquella actitud que consiste en ver la pluralidad como un bien y no como un mal ni tampoco como una amenaza. Es por eso que la mencionada sociedad ha sido también, y ya por varias décadas, un lugar para la camaradería de sus integrantes, un sitio en el que abrirse a los demás, en el que hablar a los demás, en el que escuchar a los demás,  en el que gustar de los demás”.“No estoy a la altura de ninguno de los otros de nuestros socios que han sido designados Socios Honorarios, y muchísimo menos aún de quienes recibieron esa distinción siendo extranjeros. Me refiero, por ejemplo, a Norberto Bobbio, a Ronald Dworkin, a Aulis Aarnio, a Carlos Santiago Nino, a Eugenio Bulygin, a Werner Krawietz, a Tercio Sampaio Ferraz Jr. Todos,  cuando visitaron nuestro país en distintas épocas, fueron felizmente incorporados a nuestra sociedad. Hoy la Sociedad Chilena de Filosofía Jurídica y Social está en manos de otra generación, más joven, desde luego, que lo está haciendo muy bien y que ha sabido cautelar la pluralidad y el pluralismo de una institución que fue fundada en un momento en que corrían muy malos vientos tanto para aquella como para este”, cerró. 

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