Crisóstomo Pizarro: “La crisis social en Chile refleja las incertidumbres que se viven a nivel global”
El director ejecutivo del Foro Valparaíso se refiere a las cuatro semanas de movilización en Chile y cómo el estallido social no se trata de un hecho aislado sino que es algo que está ocurriendo en términos globales. Para Pizarro se trata de “una crisis sistémica, que está marcada por la incertidumbre. Nadie puede predecir realmente lo que va a ocurrir”.
Ha pasado más de un mes del inicio de la crisis social que enfrenta Chile. Iniciada como un movimiento liderado por los estudiantes secundarios rechazando el alza del transporte público, rápidamente se transformó en un movimiento social que demanda mayor justicia y que los beneficios del crecimiento económico no permanezcan en manos de unos pocos. En este turbulento mes hemos sido testigos de protestas multitudinarias, pero también de hechos de violencia delictual, saqueos y una violenta represión policial que ha dejado 20 muertos, 200 personas con ceguera parcial o total por el uso indiscriminado de perdigones y varios cientos de heridos.
Para conversar de estos y otros temas nos trasladamos a la localidad de La Cruz para entrevistar a Crisóstomo Pizarro, director Ejecutivo del Foro Valparaíso.
El Foro Valparaíso ha centrado su foco de análisis en lo global ¿Cómo el estallido social afecta su objeto de estudio?
En primer lugar, habría que partir diciendo que la crisis social en Chile refleja las incertidumbres que se viven a nivel global. En términos generales estamos viviendo una fase de bajo crecimiento económico, marcado todavía por la gran recesión de 2008. El crecimiento acelerado que se experimentó en la década de 1990 ha dado paso a un crecimiento cada vez más reducido en las siguientes dos décadas. Para el caso de Chile, en 30 años hemos reducido sostenidamente la pobreza por ingresos, pero aún nos queda mucho por avanzar en la reducción de la pobreza multidimensional. La desigualdad también se ha reducido, pero no a la velocidad necesaria. Es inconcebible que a estas alturas haya gente que deba endeudarse en el supermercado para comprar alimentos de primera necesidad, o que llamen a una interconsulta a alguien que murió esperando por atención médica, o que un adulto mayor reciba 70 mil pesos de pensión. Esto no se trata por lo tanto de una crisis de expectativas, como algunos sostienen.
Los fenómenos que estamos viviendo en Chile también ocurren en otras partes del mundo. Y aquí es interesante distinguir que hay demandas porque se asegure una vida digna, pero también por una mayor democratización del sistema en su conjunto.
Es por estas razones que el Foro Valparaíso se encuentra ajustando su programación, para contribuir a la elaboración del diagnóstico del estallido social en Chile, pero teniendo siempre presente que lo que ocurre en nuestro país es resultado de las tensiones globales.
¿Cómo el Foro Valparaíso se hará cargo del estudio de la coyuntura chilena entonces?
Bueno, esto ha implicado reorientar nuestro foco de análisis. En estos momentos estamos elaborando diversas iniciativas que tienen por objeto describir y analizar por una parte los actores del conflicto, quiénes son, cuáles son sus motivaciones, por ejemplo. Por otra parte, también queremos comprender la racionalidad y contradicciones del mercado desregulado, y cuáles son por lo tanto los requerimientos que el mercado debería satisfacer para mejorar las condiciones de vida de los grupos más vulnerables. También es necesario analizar el impacto de la percepción de la desigualdad, no tan solo en Chile, sino que también en términos regionales y globales. Pensemos que ayer se llevó a cabo una jornada de protestas en Colombia, con consignas muy similares a las empleadas por el movimiento social en Chile. Incluso cantaron “El baile de los que sobran”, una canción de Los Prisioneros que se ha levantado como una especie de himno del movimiento social chileno.
Otro tema importante se refiere a los requerimientos de empleos de calidad y decentes, y aquí se superpone la necesidad de mejorar salarios, pero también la capacitación. O sea, necesariamente tenemos que mejorar la educación. Y finalmente, esto nos lleva a discutir si las soluciones deben abordarse de acuerdo a la racionalidad del sistema imperante en el país, o pensando en transformaciones de mayor alcance que limiten la racionalidad del mercado a la racionalidad de la justicia. Esto supondría inevitablemente la institucionalización de un nuevo Estado de Bienestar y su financiamiento mediante impuestos de tipo progresivo.
Sin duda se trata de una multiplicidad de variables que deben abordarse ¿Cómo pretenden llevar a cabo este esfuerzo analítico para comprender esta nueva realidad?
Hasta ahora, hemos difundido en redes sociales dos cápsulas audiovisuales de Agustín Squella y Ricardo Ffrench-Davis que abordan el estallido social y cómo podemos abordar su solución. También queremos llevar a cabo una serie de estudios en torno al tema, publicar columnas de opinión y entrevistas, y organizar conferencias y seminarios, que socializaremos a través de nuestro sitio web y fanpage de Facebook. En el desarrollo de estos estudios esperamos contar con la participación de estudiantes y académicos de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso y otras instituciones académicas de la región y el país que compartan similares intereses.
¿Podría adelantarnos algo de lo que el Foro ya está trabajando?
Actualmente estamos desarrollando una investigación que hemos titulado tentativamente “El saqueo”. En ella abordamos los nuevos actores del conflicto social durante el siglo XXI, y proponemos una taxonomía para estudiarlos.
En primer lugar, están las denominadas formas del lumpen proletariado en el capitalismo maduro. Éste es un término bastante usado hoy día por los “analistas” pero que se encuentra pobremente definido. Como hipótesis nosotros establecemos que se trata de una masa difusa y abigarrada que estaría compuesta por las siguientes categorías: los Jóvenes y menores distribuidores de drogas en comunas controlada por narcotraficantes criminales mayoristas organizados internacionalmente; Los encapuchados mediáticamente sobreexpuestos; y los consumistas exitosamente socializados por el sistema en la cultura del consumo, sin cuyo culto el sistema colapsaría.
En segundo lugar, están los saqueadores “Robin Hood”, que en vez de utilizar los artículos que sustraen para su goce personal, los distribuyen entre los habitantes de menores ingresos de las zonas en las cuales operan.
En tercer lugar, los anarquistas violentos, como por ejemplo el grupo Individualistas Tendiendo a lo Salvaje (ITS), que ya ha estado involucrado en atentados terroristas como los efectuados en contra del expresidente del directorio de Codelco Oscar Landerretche y el actual director de Metro Louis de Grange.
En cuarto lugar, los anarquistas apegados a la tradición libertaria
En quinto lugar, la clase media emergente, que se ve constantemente amenazada por caer bajo a línea de la pobreza en virtud de cualquier imprevisto. Ella debe distinguirse de la clase media aspiracional, que ve en la posesión de bienes materiales una forma de adquirir estatus social
Y finalmente están los protestantes pacíficos, que no son ni saqueadores ni tampoco anarquistas
Esto nos lleva a preguntarnos ¿cuáles categorías se superponen?, ¿cuáles persiguen destruir el sistema?, y ¿cuáles son motivadas exclusivamente por el consumo y aprecian lo que el sistema les ofrece, pero no quieren o no pueden conseguirlo y recurren a cualquier medio ilícito y violento para satisfacer sus deseos? Son preguntas complejas que requieren un importante ejercicio reflexivo para ser resueltas apropiadamente.
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Estimados, en la presentación del texto, el movimiento lo iniciaron ESCOLARES, no los universitarios
y eso situa el asunto en un contexto etáreo diferente.
pedro serrano
Muy buena la iniciativa del Foro por abordar la crisis desde la perspectiva global. A mí parecer, los cuatro pilares que sostienen esta sociedad el Estado, el capital, el patriarcado y el especismo- van directo al barranco de la Historia, y nos cabe a todas las personas que vivimos y sufrimos las inequidades de un sistema que no elegimos ni buscamos perpetuar, informarnos mejor acerca del carácter mundial de esta crisis para tomar acciones de desobediencia civil concertadamente y con inteligencia.
Saludos.
Matías, el cambio de énfasis está plenamente justificado porque lo que está ocurriendo en Chile tiene un alcance global y se relaciona con la bifurcación histórica que enfrenta el sistema. Como bien sabes, en esto sigo las directrices de IW.
Un abrazo, Crisóstomo