Esteban Vergara – John Bolton, el Asesor del apocalipsis
La creencia que Estados Unidos por sí solo puede ser la potencia hegemónica del sistema internacional cada vez está más lejos de la realidad. Creer que la superioridad tecnológica militar basta para imponerse en el campo diplomático es absurdo en las circunstancias actuales. Pero lamentablemente el presidente Trump cree en ello. Si no, no habría nombrado a Bolton como Asesor de Seguridad Nacional.
La remoción del general Herbert McMaster como Asesor de Seguridad Nacional estadounidense -ocurrida en marzo pasado- debe entenderse como una mala noticia para la estabilidad del sistema internacional. Y eso se debe a que McMaster era, junto al exsecretario de Estado Rex Tillerson, uno de los pocos hombres sensatos de la errática administración Trump. McMaster fue reemplazado por John Bolton, un conocido analista político neoconservador –aunque él no se defina así-, y exembajador de Estados Unidos ante las Naciones Unidas.
¿Qué implicancias tiene el nombramiento de Bolton para la estabilidad y seguridad del sistema internacional?
En primer lugar, Bolton no cree en las Naciones Unidas, sino en la primacía de Estados Unidos. Para él, “no hay Naciones Unidas. Hay una comunidad internacional que de vez en cuando puede ser liderada por el único poder real que queda en el mundo, y ese es Estados Unidos, cuando conviene a nuestros intereses y cuando podemos lograr que otros los sigan”. Ninguna institución supranacional como la ONU puede tener autoridad por sobre la Constitución de los Estados Unidos, más aún cuando ella opera como una caja de resonancia para la crítica antioccidental y antiamericana.
En segundo lugar, Bolton también critica a uno de los principales aliados de Estados Unidos -la Unión Europea-, acusándola de promover “políticas liberales”, de buscar ampliar sus poderes, y de un manejo diplomático deficiente. Por el contrario, se ha mostrado como un decidido partidario del Brexit.
Y en tercer lugar, basta con resumir brevemente las posturas de Bolton en asuntos “espinosos”: fue un fervoroso partidario de la desastrosa invasión de Irak en 2003, se ha opuesto a la solución de dos Estados para Israel y Palestina, se opuso a las políticas de George Bush encaminadas al desarme de armas no convencionales de Libia, y luego apoyó los bombardeos de la OTAN contra el régimen de Gadaffi en el marco de la Revuelta Libia de 2011.
La lista continúa: fue partidario en el pasado de intervenir militarmente en Irán y Corea del Norte, y es partidario de reconocer a Taiwán, abandonando así la doctrina de “una sola China” de Nixon y Kissinger. Respecto de Rusia, la acusa de ser parte de un nuevo “Eje del Mal”, responsabilizándola de la intervención en la campaña electoral estadounidense de 2016 y proponiendo una “respuesta desproporcionada” para disuadirla de seguir interfiriendo en los asuntos internos de Estados Unidos. Es más, como bien señala Josh Rogin, del Washington Post, Bolton quiere empujar a Trump a ir más allá, rechazando lo que considera han sido transgresiones por parte de la Rusia de Putin: el apoyo a Bashar Al Assad, la alianza con Irán, el socavamiento de las sanciones contra Corea del Norte y su coordinación con China para hacer frente a occidente.
El broche de oro de Bolton fue su propuesta de aplicar el “modelo libio” para el desarme de Corea del Norte en un programa de televisión. Kim Jong-un no se prestará para que le ocurra lo lo mismo que a Gaddafi: muerto, y Libia sumida en una guerra civil.
Bolton podría ser el mayor escollo para lograr un acuerdo de desnuclearización de Corea del Norte. Sus posturas belicistas agregan aún más incertidumbre a la más que errática agenda exterior de Donald Trump. La creencia que Estados Unidos por sí solo puede ser la potencia hegemónica del sistema internacional está cada vez más lejos de la realidad. Creer que la superioridad tecnológica militar basta para imponerse en el campo diplomático es absurdo en las circunstancias actuales. Pero lamentablemente el presidente Trump cree en ello. Si no, no habría nombrado a Bolton como Asesor de Seguridad Nacional.
Esteban Vergara P.
Becario Conicyt, Magíster en RRII, CEAL-PUCV. Secretario Ejecutivo del Foro de Altos Estudios Sociales Valparaíso
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No soy ni he sido cientista politico, por tanto mi opinión es la de un ciudadano del mundo que aparte de leer lo que terceros escriben tiene sí un valor
No soy ni he sido cientista politico, por tanto mi opinión es la de un ciudadano del mundo y por tanto le afecta lo que suceda. El comentario es un ejemplo más de la dirección que parece ser la línea politica de Trump, todos en el planeta objetan la misma pero sigue Trump ni pío. ¿Que pasará? No sé, espero que la cordura, virtud poco común, nos salve de los conflictos entre politicos compulsivos, sin excepción. Hasta la Menkel ha perdido peso politico.