El triunfo de Claudia Sheinbaum: una oportunidad para ampliar la democracia en México
La mandataria electa heredará los aciertos y opacidades de un sexenio que realizó ajustes y transformaciones institucionales, económicas y sociales significativas […] Si AMLO es un político que quiere trascender y tener su pedestal para soportar su esculpida figura que recordará su lugar en la historia, sabrá estar a la altura y dejar que la primera mujer gobernante brille con luces propias, cualidades tiene de sobra. Claudia Sheinbaum seguramente abrirá mejores caminos para ampliar la democracia mexicana.
Enrique Krauze, ensayista, historiador y productor editorial mexicano, en su reciente columna publicada en La Tercera ha enfatizado que el abrumador triunfo electoral de Claudia Sheinbaum prefigura un retorno al autoritarismo, esta vez de la mano del partido MORENA. También dice que la omnipresencia del presidente saliente, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), condicionará y hasta probablemente determinará las políticas implementadas por la presidenta Sheinbaum durante su sexenio.
Llama la atención que Krauze dedique toda su columna a presentar un escenario político mexicano de incertidumbre e indefiniciones, cuando justamente la noticia relevante es que un 60% de los mexicanos (36 millones), que sufragaron libremente, marcaron su preferencia para que por primera vez los gobernara una mujer. Ella es una profesional, científica y de una ascendente trayectoria política. Además tuvo al frente como su más cercana contendora electoral a otra mujer, Xóchitl Gálvez apoyada por la alianza PAN, PRI, PRD (quien atrajo el voto de 16,5 millones), sumando entre ambas un 88% de las preferencias electorales de los mexicanos. Al revés de como lo ve Krauze, los mexicanos asistieron a las casillas (urnas) a marcar su voto con la madurez política de una ciudadanía que ha sabido leer el sistema de partidos y sus corrientes ideológicas.
Por tanto, la gran noticia es que Claudia Sheinbaum es la primera mujer electa para gobernar México, un hecho inédito luego de 200 años de vida republicana.
Luego, cabe preguntarse ¿por qué México es de los pocos países en la región que tiene continuidad ideológica en su mandato? ¿Será la respuesta solo por el autoritarismo de AMLO, según arguye Krauze? ¿O su mesianismo populista?
Está claro que la política contemporánea de México está transversalizada por regímenes autoritarios y formas personalistas de conducción partidaria y gremial. PRI, PAN, PRD, MORENA y otras fuerzas y movimientos lo confirman. Por tanto, presentar como un hecho excepcional el autoritarismo de AMLO, asfixiando al sistema democrático como afirma Krauze en el título de su columna, es extrapolar el argumento dado que el exacerbado presidencialismo de México, y también de América Latina y el Caribe, son una constante en el devenir histórico. ¿Esto justifica ese modelo? Por cierto que no, pero distinto es atribuir a un mandatario toda la densidad histórica de esa herencia de personalismos y autoritarismos.
El triunfo de Claudia Sheinbaum hay que buscarlo en otras razones.
Primero, porque construyó una carrera política a pulso y en larga duración, donde acumuló experiencia, pragmatismo y proximidad con la gente. En todos los meses de campaña fue a cada plaza de pueblos y ciudades en los estados de la República, escuchando a la gente y comunicando su programa.
Segundo, como gobernadora del estado de México pudo materializar avances en servicios de salud y contención de la pandemia COVID, educación e infraestructura, particularmente para los sectores menos favorecidos, ampliando cobertura, calidad y reconocimiento a millones de ciudadanos que no habían tenido alcances a las políticas públicas. La novedad no estuvo en las políticas en sí, sino en ocupar los presupuestos asignados y materializar los planes comprometidos.
Comparemos esto con las políticas desatendidas en favor de la corrupción institucional durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, gobierno del PRI (2012-2018), y el estado de guerra fallida contra los carteles del narco que instauró el sexenio panista, presidido por Felipe Calderón (2006-2012). Ambos sexenios no solo debilitaron la democracia y ejercieron la presidencia de manera autoritaria, sino que incrementaron la pobreza, consagraron la impunidad del crimen, profundizaron la corrupción y la defraudación de las finanzas públicas.
Tercero, C. Sheinbaum tiene mérito propio. Su carrera académica y científica tiene reconocimiento entre sus pares mexicanos y a nivel internacional. Su investigación sobre el cambio climático y uso de las energías las aplicó en la gestión política como secretaria del medio ambiente del estado de México y como integrante de la comisión de cambio climático de la ONU.
En suma, tiene capacidades, autonomía y gestión que aseguran que trabajará duro para ampliar la democracia en México. Prefigurar que será suplantada o desplazada del ejercicio de gobernar por la omnipresencia de AMLO es poner en duda su liderazgo y su talante, como también minimizar su ascendencia en esa ciudadanía que confió en su programa y que la votó con la mayor cantidad de sufragios que se tenga registro para una elección presidencial, ganando en 31 de los 32 estados del país.
La mandataria electa heredará los aciertos y opacidades de un sexenio que realizó ajustes y transformaciones institucionales, económicas y sociales significativas. En lo institucional, la presidencia de AMLO generó confianza en el rol del Estado para atender las demandas ciudadanas. Su tan desdeñada conferencia matutina de tres horas (conocida coloquialmente como la mañanera), de lunes a viernes, permitió a toda la población, opositores y partidarios, saber en forma sincrónica las acciones de corto y mediano plazo que ejecutaba el gobierno. Fue en ese espacio y en primera persona que AMLO fue detallando sus obras públicas, los planes sociales, los incentivos a la inversión, los ahorros en salarios de la burocracia y viajes de funcionarios del Estado, las políticas sanitarias, sus críticas a opositores y su posición en las coyunturas políticas internacionales. En una era de las comunicaciones digitales AMLO pudo llegar a millones de mexicanos, en el interior y exterior, transmitiendo su agenda gubernativa y política, marcando la pauta del debate público y que la oposición no supo contrarrestar con mensajes y propuestas de una potencial alternancia. Sus críticos apuntaron al mensajero olvidando las bondades del mensaje que les hizo sentido a millones de mexicanos. Por primera vez un gobernante daba la cara a diario comunicando sus anhelos, logros y sinsabores.
En materia económica, postpandemia, México ha fortalecido su moneda, se incrementó la inversión extranjera directa, se crearon más puestos de trabajo, se fortaleció el empleo formal. El salario mínimo tuvo un crecimiento nominal de un inédito 113% durante el sexenio, la inflación durante el periodo acumula un 25% y hubo un incremento del consumo en bienes y servicios que explican, en parte, que el 53% de votos que obtuvo AMLO el 2018 se tradujeran en un 60% de las preferencias para Claudia Sheinbaum la noche del 2 de junio.
En materia social, al menos 6 millones de personas salieron de la pobreza, se fortalecieron los programas sociales para los jubilados y tercera edad, se distribuyeron becas para los distintos niveles de enseñanza, se implementaron programas de salud para los sectores postergados por décadas, se atendieron las necesidades de las comunidades indígenas, se mejoró la conectividad e infraestructura en las periferias urbanas y en zonas rurales.
Su gran deuda fue la violencia descontrolada. De las 10 ciudades más peligrosas del mundo México posee el récord de 6. Los abrazos no impidieron las miles de muertes del crimen organizado, el caso de Ayotzinapa no tuvo justicia y los feminicidios se mantienen en cifras altas. Un gran desafío para el sexenio de C. Sheinbaum.
Nos hemos acostumbrado a utilizar términos como populismo y autoritario de manera ligera para interpretar formas políticas que están fuera del canon, ya sea porque hay originalidad o porque coyunturas hacen aflorar políticos de aplauso fácil. AMLO seguramente tiene aires de populista, tanto o más como los tuvieron N. Kirchner, Cristina K, H. Chávez, R. Correa, E. Morales o A. García, y seguramente menos autoritario que D. Ortega, N. Bukele, J. Bolsonaro y A. Fujimori. Hace falta un estudio riguroso y agudo para llegar a conclusiones elaboradas.
Si AMLO es un político que quiere trascender y tener su pedestal para soportar su esculpida figura que recordará su lugar en la historia sabrá estar a la altura y dejar que la primera mujer gobernante brille con luces propias, cualidades tiene de sobra. Claudia Sheinbaum seguramente abrirá mejores caminos para ampliar la democracia mexicana.
Patricio Herrera G.
Profesor titular de la Escuela de Ingeniería Comercial, Universidad de Valparaíso
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