La travesía de niños palestinos camino a su escuela atrapada bajo la ocupación israelí
Más de 150 niños palestinos pasan por varios puestos militares de control para llegar a su escuela de primaria. Los pequeños están expuestos a registros y, en ocasiones, a la violencia de los colonos. Los problemas psicológicos experimentados por los estudiantes incluyen disminución del logro educativo, incapacidad para concentrarse y distracción. Noticias ONU caminó con ellos en la ciudad de Hebrón, en Cisjordania.
Como niño palestino, ir a la escuela en una zona militar de bloqueo israelí no es fácil. Sin embargo, unos 163 niños habitantes de Hebrón, una ciudad al sur de Cisjordania, pasan todos los días por dos puntos de control y se someten a inspecciones y traumáticos registros para asistir al colegio.
El área denominada H2, que cubre un 20% de la ciudad, es hogar de 40.000 palestinos y unos cuantos cientos de israelíes. Desde hace unos tres años, el lugar fue declarado zona militar cerrada, luego de una ola de ataques contra israelíes.
Durante una reciente visita al Territorio Palestino Ocupado con el Coordinador Humanitario de las Naciones Unidas, Jamie McGoldrick, Reem Abaza de Noticias ONU entró a la zona cerrada para hablar con estudiantes y maestros de la escuela Qurtuba.
“Para llegar a la zona tuvimos que pasar por un puesto de control israelí. En el momento en que mis colegas de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) dijeron a los soldados que éramos de las Naciones Unidas, ellos pidieron nuestras identificaciones. No nos inspeccionaron de cerca, a excepción de mi colega palestino que trabaja con la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA) y que llevaba una identificación de Jerusalén. Le hicieron algunas preguntas para asegurarse de que se le pudiera dar acceso” asegura.
Reem asegura que, tras pasar por una puerta giratoria de metal, fue cómo haber llegado a otro mundo que parecía el set vacío de una película.
“En una calle llamada “A-Shohada”, que significa mártires, no se veía a nadie. Estábamos solos a ambos lados de la calle, había hileras de tiendas comerciales cerradas, ya sea por orden de las autoridades israelíes o por propietarios que tuvieron que irse debido a las restricciones.
Dentro de las tiendas, había carteles que mostraban cómo era la vida antes de las restricciones israelíes: por ejemplo, un club de salud o la barbería Abu Khalil para hombres.
McGoldrick procedió a la escuela de Qurtuba, construída en una colina frente al asentamiento de Beit Hadassah.
“Nos encontramos con otro puesto de control israelí. Los soldados empujaron la barrera de metal frente a ellos para permitirnos subir las escaleras, a través de la puerta y al colegio”, asegura Reem.
Los estudiantes relatan su realidad
Noticias ONU y el coordinador humanitario se encontraron con Aisha Al-Azzah, una estudiante de apenas 13 años.
“Nuestra vida aquí es difícil. Estamos sujetos a registros en nuestro camino a la escuela en el punto de control y a la violencia de los colonos. Un día, un colono nos detuvo en la calle y siguió empujándonos y gritando “váyanse de aquí”, pero le dijimos que nos quedábamos.”
Aisha habló con amargura sobre el hostigamiento y la violencia a la que se ven sometidos ella y sus compañeros, quienes anhelan libertad.
“Tenemos el derecho de ser educados y llegar a la escuela de manera segura. Todo lo que queremos es vivir en libertad “, agregó.
McGoldrick escuchó los mismos sentimientos de Waed A-Sharabati, de 14 años, quien dijo que estaba usando la educación para desafiar a la ocupación. Ella relató un incidente particular que enfrentó con sus amigos.
“Una vez, iba a la escuela con mis amigos y pasó un colono, él tenía un perro agresivo y lo hizo correr tras nosotros. Estábamos aterrados y salimos corriendo”, cuenta.
La ONU dice que las condiciones de vida de los palestinos que permanecen en las áreas cerradas y restringidas se han visto socavadas gradualmente, especialmente en relación con los servicios básicos y las fuentes de subsistencia.
El aislamiento del área de asentamiento y sus alrededores del resto de la ciudad de Hebrón ha perturbado gravemente la vida familiar y social de los palestinos que viven allí. La situación también ha socavado su dignidad y bienestar psicológico social.
Otra de las niñas de la Escuela Qurtuba es Yara, de 14 años, que vive en la calle A-Shohada muy cerca de la escuela. Ella se enorgullece de decir que es el número uno en su clase.
“Aunque nuestra casa está cerca de la escuela, a veces necesito mucho tiempo para venir aquí debido a las restricciones si no, por ejemplo, uno de los niños podría recibir una paliza. Insisto en venir a la escuela porque tengo el objetivo de ser abogada y defender el problema palestino “.
La lucha de los maestros
La directora de la escuela, Noura Nassar, asegura que Qurtuba está rodeada por tres asentamientos israelíes y que el viaje diario requiere que los niños y los maestros pasen por varias puertas electrónicas, además de algunas requisas desagradables.
Nassar, que ha dirigido el lugar durante los últimos seis años, relató a Reem Abaza y al coordinador humanitario sobre un incidente que le causó lesiones a ella y a algunos de los estudiantes.
“Con la cooperación con el ministerio de Agricultura, organizamos un evento para plantar árboles alrededor de la escuela. Nos sorprendió encontrar a un grupo de colonos que nos atacaban y impedían hacerlo. Algunos niños resultaron heridos. Yo los estaba ayudando y los llevamos al hospital y allí descubrí que yo también estaba herida “, dijo.
Al parecer los ataques contra los escolares y sus maestros provienen de un colono, que es conocido por su agresividad. Existen varios videoclips en internet que muestran a este hombre en enfrentamientos con la población palestina, así como con los extranjeros que vienen a apoyarlos.
Estas circunstancias únicas de la escuela de Qurtuba continúan teniendo efectos psicológicos significativos en los niños, según Samah Nassr-e-Dine, la consejera social de la escuela.
“Siempre trabajamos en los aspectos preventivos o curativos dependiendo del caso. Tratamos de proporcionarles un ambiente cómodo dentro de la escuela, trabajamos en su desarrollo psicosocial y en estrategias para lidiar con el estrés y el trauma. Les enseñamos cómo deshacerse de las tensiones y cómo pueden asistir a la escuela y adaptarse naturalmente de una manera que no afecte sus estudios y relaciones con las personas que los rodean”, dice.
Los problemas psicológicos experimentados por los estudiantes incluyen disminución del logro educativo, incapacidad para concentrarse y distracción.
Los consejeros aconsejan a los niños apoyarse unos a otros y caminar en grupos. También se les enseña cómo controlar su ira, miedo y ansiedad a través de ejercicios de respiración y relajación.
Fuente: Naciones Unidas.
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