Pedro Serrano – Bahía de Quintero 2018: Industrias contaminan escuelas. Mandan a cerrar las escuelas.
Nuestra constitución, artículo 8 dice: ”El derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación. Es deber del Estado velar para que este derecho no se vea afectado y tutelar la preservación de la naturaleza”.
La autoridad no ha respetado un derecho constitucional y no ha tutelado la preservación de la naturaleza al permitir el desarrollo crecimiento y funcionamiento de una “Zona de Sacrificio”.
Parece chiste, pero es trágica y dramáticamente verdad, derrames y escapes suceden tan seguido en esa pobre bahía, que es imposible desentenderse. En estas semanas de fines de agosto hay más de 300 personas intoxicadas que han pasado por el hospital debido al último escape de gases tóxicos de parte de alguna de las industrias altamente contaminantes instaladas a orillas de la Bahía de Quintero. Me imagino que habrá más personas intoxicadas que no pasaron por urgencias hospitalarias.
La Bahía de Quintero y el territorio de Las Ventanas como parte de Puchuncaví han sido declaradas hace más de una década, informalmente, como un territorio, área o “Zona de sacrificio”.
Una “Zona de Sacrificio” es un territorio donde la autoridad admite que se instalen industrias altamente contaminantes. Altamente contaminantes por su propia naturaleza, y/o por la insuficiente regulación, y/o escasa fiscalización ambiental, y/o por normas insuficientes o inexistentes. Estas insuficiencias hacen que el territorio se contamine a una profundidad tal en los suelos y las aguas, que se declara “sacrificado” al territorio, muchas veces sin retorno.
El caso actual de Puchuncaví-Ventanas y Bahía de Quintero, es el prototipo exacto de un “Área de Sacrificio” instaurada a sabiendas por la autoridad durante décadas continuas de proceso.
La acumulación por años de tóxicos en los suelos, muestra que ya hay entre 30 y 40 cm o más de tierra ya contaminada en una vasta área. Las últimas muestras de pozos de agua en la zona, entre 6 y 15 metros de profundidad, indican agua intomable con componentes tóxicos, incluyendo arsénico, mercurio y plomo, que superan toda norma. Esto último asegura que el territorio ya es difícil de limpiar en el mediano plazo. Y por supuesto, se asegura que en ese bosque de chimeneas amenazantes, el aire nunca estará limpio, pues además los tóxicos caen por gravedad, los arrastra el viento, con la garua marina y la lluvia y se depositan diariamente en un suelo inconcebiblemente maltratado.
Yo vivo en Concón, mirando hacia el norte, donde de día se ven los humos y de noche se ven los destellos lejanos que prometen un valle siniestro. Alguna vez escribí que era como ver a la distancia Mordor, del Señor de los Anillos de Tolkien. Mordor las tierras yermas y pútridas de Saurón, allí donde las fuerzas del mal preparan sus ejércitos. Tal parece que la analogía se ha quedado corta.
Todos los animales que se crían o viven en dicho territorio están y estarán gravemente contaminados por décadas. Lo que resulta aun más absurdo, mirado desde los derechos de las personas, es que todo ser humano que viva o está siendo criado en dicho territorio está desde ya irremediablemente contaminado. Ya lo hemos dicho e insistiremos, vivir una infancia allí es suicida, para la situación no hay retorno.
Si la situación se detuviese hoy en día, pasarían décadas, probablemente un siglo, para que el territorio sanase sus heridas. El evento de gases que intoxican gente un día, no se compara con la lenta absorción de tóxicos a los cuales todos están sometidos. El arsénico, el plomo, los azufres y el mercurio son de lenta absorción y difícil extracción. Quien viva o labore allí se somete irremediablemente a un destino atroz.
Hay infantes, decenas de niñas y niños chilenos que están siendo tratados con violencia ambiental, vomitan, se convulsionan y se enferman, todo esto ha ocurrido en múltiples ocasiones en los últimos años, sucesos abundantemente cubiertos por la prensa.
Hace poco apareció en la prensa la licitación de un terreno allí mismo, para la instalación de una industria molesta y contaminante… ¿Cómo es que la autoridad sigue permitiendo esto?
La Bahía
La Bahía de Quintero está integrada al desastre territorial, también es un “acuitorio de sacrificio”. Partiendo por el norte en el poblado de Ventanas, hay 4 centrales termoeléctricas que toman agua de mar Pacífico gratuitamente, para sus procesos de enfriamiento, del orden de 30 mil m3 por hora. La toman fría del mar y la devuelven caliente, 10 º C más, lo que desde ya debiese ser una infracción ambiental notable. Cualquier biólogo marino sabe que estos cambios de temperatura afectan al biosistema acuático de la bahía. Pero no solo eso, esta succión y botadura de agua de mar está acompañada de otros químicos y un “líquido desincrustante” que evita que moluscos y algas se adhieran a las cañerías interiores, y también naturalmente a los fondos rocosos de la Bahía.
Se trata de centrales eléctricas a carbón en un país que busca descarbonizarse. Por la temperatura a la cual se quema carbón, se produce óxido nítrico al oxidar el 75 % de nitrógeno del aire, emiten CO2 contribuyendo a los efectos del cambio climático global, emiten material particulado y, dependiendo del tipo de carbón que usen, pueden llegar a emitir óxidos de azufre, SOx, que con la humedad se convierten en ácido sulfúrico disuelto en el aire, emiten cenizas y cantidades no menores de escoria de carbón que llenan el traspatio del lugar generando un ambiente de película de terror.
Estas centrales térmicas a carbón mineral, tienen un muelle de desembarco de carbón, que cada cierto tiempo causa derrames notables en las ancestralmente prístinas playas de Ventanas.
“20 jun 2018 Tras realizar un sumario, la Gobernación Marítima de Valparaíso determinó cursar una multa de 250 millones de pesos a la por su responsabilidad en el vertimiento de carbón ocurrido entre 2012 y 2013 en la playa de Ventanas”
Hacia el sur de la playa se ubica una cementera que espera producir más de 600.000 toneladas de cemento anuales. Esto causará otro golpe más al medioambiente. Producir cemento es una de las cosas más contaminantes entre las muchas industrias, porque utiliza energía contaminante para calcinar, moler y secar. Por mucho que se cubra los ductos, el polvo finísimo también contamina.
Luego viene un gran territorio ocupado por una refinería y fundición de cobre, que después de utilizar químicos dañinos hoy en día produce ánodos y cátodos de cobre del alta pureza al 99,99% reconocida mundialmente por su calidad, logrando controlar las emisiones de su chimenea.
Siguiendo hacia el Sur por Mordor, se encuentra una industria química, establecida en la bahía de Quintero en 1981. La industria cuenta con un terminal marítimo especializado en la descarga de gas licuado de petróleo, que luego será re-gasificado en otra empresa especializada con cinco gigantescos estanques para 145.000 m3 de gas licuado refrigerado. Lo re-gasifica para su distribución y consumo.
También se manifiestan en la pág. web de la empresa química como empresa líder en tableros y resinas para la industria. Piensan ampliar su terminal en Quintero para recibir un mayor volumen de combustibles y distribuir fundamentalmente con una conocida distribuidora. Todas las actividades químicas y de combustibles tienen potenciales negativos para el ambiente, los suelos y el mar.
Luego viene el territorio ocupado por una gran petrolera, que por supuesto tiene un terminal importante para la descarga de petróleo y derivados. En septiembre de 2014 se derramaron 30 mil litros de crudo al mar, en agosto de 2015 otro derrame, también el 14 de mayo de 2016 se derramó frente a la playa el Bato aceite decantado. En la playa tiene sus enormes estanques y según la acelerada reacción de las autoridades en esta última nube toxica, de allí habrían salido los contaminantes, cosa que la empresa niega. Tiene además un 20% de participación en la industria que almacena y regasifica de Gas Natural Licuado (GNL).
Luego, antes de llegar al poblado de Loncura, vienen los terrenos de conocidas distribuidoras de derivados del petróleo y una energética eléctrica que tampoco son precisamente inocuas para el ambiente local.
5 páginas de desastres ya es suficiente, solo falta agregar el ruido ambiente, los estallidos sorpresivos, los fierros chocando y la contaminación lumínica.
Nada sano se puede pescar o cultivar en la Bahía de Quintero, nada sano se puede cultivar en los territorios colindantes, las empresas dan trabajo a miles de trabajadores que lentamente absorben contaminantes para toda su vida y toda su muerte.
Quisiera ser francamente pesimista: Ya no se recomendaría a nadie que viva allí, menos a las niñas y niños que sufren vómitos y convulsiones hoy en día y vaya a saber uno que cosas horrendas en el futuro. El aire, el agua y el suelo están muertos. El territorio ya fue “sacrificado”.
La única compensación válida es que la población sobreviviente se traslade a un territorio limpio con las condiciones iniciales, se cubran y compensen sus hospitales, sus enfermedades y sus muertes.
Tanto dinero para el confort y felicidad de unos pocos, no puede valer el sufrimiento inenarrable de tantos. Eso se llama codicia.
Para rematar, PUCHUNCAVÍ, viene de PUCHUN CAHUIN, Muchos festejos y muchas fiestas, lugar donde los jefes indígenas locales pasaban sus veranos de sol y abundancia de frutos de mar y tierra, antes de la llegada de los españoles, solo 2 siglos antes de la llegada de la contaminación.
Nuestra constitución, artículo 8 dice: ”El derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación. Es deber del Estado velar para que este derecho no se vea afectado y tutelar la preservación de la naturaleza”
La autoridad no ha respetado un derecho constitucional y no ha tutelado la preservación de la naturaleza al permitir el desarrollo crecimiento y funcionamiento de una “Zona de Sacrificio”.
Pedro Serrano R.
Director Unidad de Arquitectura Extrema, UTFSM. Presidente de Fundación TERRAM para el desarrollo sustentable. Socio del Foro de Altos Estudios Sociales Valparaíso.
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…….la unica solucion es sacar a ese poblado de alli ahora,y establecerlos en un espacio previligiado desde el punto de vista ambiental, no permitir mas autorizacion de nuevas construcciones, los costos traspasarlo a las utilidads de estas empresas…….